El primero de varios sueños a niveles, donde despertar solo significa cambiar de un escenario a otro, con la imposibilidad física de moverte, atrapado por tu propia mente. La decisión que marca el fin y el inicio inmediato.
Despiertas un día con la sospecha de hace tiempo vuelta certeza, certeza para mal. Resulta que la decisión correcta sigue el camino más difícil, el de la conversación incómoda, el de recoger tus pasos y tus palabras, el de decepcionar y reiniciar.
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Despiertas, con la paradoja ya resuelta. Estás donde no deberías, haciendo lo que no deberías, con quien no deberías. Irónicamente, pareciera que hoy debieras continuar con todo este indebido ambiente. Y ahora lo sabes, no seguir tu deber es la única forma de hacer las cosas bien esta vez. La misma acción de antes es la respuesta que antes fue equivocada y hoy es correcta. Menos por menos.
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Despiertas con decenas de voces conocidas, voces que antes reflejaban expectativa, y hoy reflejan desilusión, desconfianza, rencor. Murmuros, gritos, sollozos, reclamos, dolor. Y fuera de ti todo, absolutamente todo, esta en el más terrible silencio.
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Despiertas en superposición temporal. El pasado te ha endeudado, el futuro está hipotecado, el presente no genera nada. Levitas, ves la película de algunas vidas importantes para ti, todas ellas avanzan, frames más oscuros que otros, pero con una continuidad y linealidad que ahora te resultan tan lejanas como añoradas. La forma más horrible de detener el tiempo.
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Despiertas, sabiendo que ahora tu mundo te considera un errante. Que debes todos los halagos de cristal que has roto, todas las explicaciones por dar, los años por sufrir, la carrera que ganarle al reloj, la madurez que requiere tu juventud. Allá a donde vayas, serás desconocido, un desfase, hasta que formes un dominio que pueda considerarse tal. No hay otro más que tú a quien responsabilizar por la enorme carga y el camino tan escabroso que has de caminar de ahora en más. La culpa te destroza cada vena.
Y entonces, solo entonces, en el enorme palacio mental, entre la soledad de tus mil versiones...
Y entonces, solo entonces, en el enorme palacio mental, entre la soledad de tus mil versiones...
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- Despertaste, finalmente. Has de poner atención tú, que solo eres después de mal haber sido.
- Que solo estás después de mal haber estado.
- Que solo vas después de mal haber ido.
- No has cambiado nada, simplemente despertaste. Y hoy, después de haberlo perdido todo, tienes todo que ganar. Destrozando el orgullo y quitando a traspié cada uno de los sistemas binarios de decisión, impuestos por aquellos que resueltos tenían ya todos, has logrado encontrarte a ti mismo. En esta selva cableada, en el infierno moderno, has salido del circulo de hiperproductividad.
- Desde acá, donde se vence con la derrota, todos nosotros, que somos no los que figuran sino los que trascienden, te abrazamos con el inherente amor doloroso de tu naturaleza inquieta.
- ¡Abre cuantos ojos tengas!
Felicidades por haber despertado.
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