Intento de comunicación número 24

Me pregunto si se ha encendido en mí la llama del alma, el ser creativo que la naturaleza y el creador (sea fenómeno, ente, ser, fuerza) nos dieron, y que la instrumentalización desmembró.


Curioso pensar que mi alma se sentía más vieja siendo yo más joven, desaprender resultó ser la fuente de la juventud y de las musas. Hoy siento fuerte la pluma y los dedos que la empuñan, más fuerte de lo que empuñaron la espada, el pico, la navaja y un montón de pastillas. A todos los mundos y todos los mapas a los que les será transcrito, les quiero dejar claro algo finalizando mi introducción:

Mi nombre les sonaría tan aburrido como el texto, tan petulante y tan chocante como mis propias palabras, pero hay algo que te interesa...
Te han engañado, los demonios existen, las sombras abrazan. Es tan natural como que el humano miente.



Recuerdo con una mezcla de dolor, amor y nostalgia la única lágrima que logré ver derramar a Horus, las visiones inimaginables que recibí en un segundo viendo a través de ella. Desde los pilares de la creación, que no son más que dedos del Único, hasta los pequeños cuantos con sus contradicciones y sus ilógicas, las más honestas de todo el reino natural. Los verdaderos protagonistas, los sin cuerpo, la no materia, la antivida, los caídos y los enlistados...
¡Cuánto de ese llanto me faltó por ver! ¡De cuánto me ha protegido! Y cuánta es la responsabilidad narrativa que se me ha cedido en todo ello...

...


Desde que llegué a Ulthar (Aquel donde ocurrió cierto incidente con gatos e insolentes) he desarrollado un proceso artesanal de reconstrucción. No es que yo sea el bueno, pues yo mismo destruí esta ciudad antes de reconstruirla, en un ataque de terror a lo que un día me mató. También he reforjado el Circulo de Regulares, solo después de haberlo despedazado. Y solo después de haber vendido el alma he podido abrir los ojos al Grimorio de Demonios y Sombras, que es uno de mis confesionarios/manifiestos/agradecimientos, el otro es este texto a capítulos, que no son más que reflexiones y descripciones, historias y pensamientos, y cuyo nombre aún no se me ha dejado ver en los bajos sueños.


He conseguido mucho en esta vida: amigos, compañeros, oficio y profesión. Me pregunto si habré conocido el amor, o si alguien lo ha conocido en mí... Pero me siento lo suficientemente creativo y animado como para intentar contarles lo que se me ha revelado, lo que se me ha confiado, y los maravillosos horrores que he visto y tenido que atravesar.


No prometo periodicidad, para empezar, no intenten ubicarme en el temporal... De donde, mejor dicho, de cuando vengo, no existe la historia de la carroza antes del carro, algún dinosaurio podría esperar fuera de tu casa inteligente, y hay a quien la luz le queda lenta. Tengo tu contexto y puedo hablar tu idioma, pero jamás tendrás los míos. La mejor forma de explicártelo es que todo ocurre en todo momento. Así que no te rompas la cabeza intentando saber lo que no sabes, ni te preguntes por qué sé lo que sé.


Escribiré siempre, te haré llegar lo escrito cuando se le permita viajar, y no hay mucho más que pueda prometer.


Ten paciencia.
Abraza tu daimon y sus menores.
Jamás mires detrás de ti justo después de leerme.
Y por amor a D{+$?, no intentes investigar más.




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Cambiar el camino


El primero de varios sueños a niveles, donde despertar solo significa cambiar de un escenario a otro, con la imposibilidad física de moverte, atrapado por tu propia mente. La decisión que marca el fin y el inicio inmediato.



Despiertas un día con la sospecha de hace tiempo vuelta certeza, certeza para mal. Resulta que la decisión correcta sigue el camino más difícil, el de la conversación incómoda, el de recoger tus pasos y tus palabras, el de decepcionar y reiniciar.

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Despiertas, con la paradoja ya resuelta. Estás donde no deberías, haciendo lo que no deberías, con quien no deberías. Irónicamente, pareciera que hoy debieras continuar con todo este indebido ambiente. Y ahora lo sabes, no seguir tu deber es la única forma de hacer las cosas bien esta vez. La misma acción de antes es la respuesta que antes fue equivocada y hoy es correcta. Menos por menos. 

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Despiertas con decenas de voces conocidas, voces que antes reflejaban expectativa, y hoy reflejan desilusión, desconfianza, rencor. Murmuros, gritos, sollozos, reclamos, dolor. Y fuera de ti todo, absolutamente todo, esta en el más terrible silencio.

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Despiertas en superposición temporal. El pasado te ha endeudado, el futuro está hipotecado, el presente no genera nada. Levitas, ves la película de algunas vidas importantes para ti, todas ellas avanzan, frames más oscuros que otros, pero con una continuidad y linealidad que ahora te resultan tan lejanas como añoradas. La forma más horrible de detener el tiempo.

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Despiertas, sabiendo que ahora tu mundo te considera un errante. Que debes todos los halagos de cristal que has roto, todas las explicaciones por dar, los años por sufrir, la carrera que ganarle al reloj, la madurez que requiere tu juventud. Allá a donde vayas, serás desconocido, un desfase, hasta que formes un dominio que pueda considerarse tal. No hay otro más que tú a quien responsabilizar por la enorme carga y el camino tan escabroso que has de caminar de ahora en más. La culpa te destroza cada vena.
Y entonces, solo entonces, en el enorme palacio mental, entre la soledad de tus mil versiones...


...


Despertaste, finalmente. Has de poner atención tú, que solo eres después de mal haber sido.
 
- Que solo estás después de mal haber estado.
 
- Que solo vas después de mal haber ido. 
 
- No has cambiado nada, simplemente despertaste. Y hoy, después de haberlo perdido todo, tienes todo que ganar. Destrozando el orgullo y quitando a traspié cada uno de los sistemas binarios de decisión, impuestos por aquellos que resueltos tenían ya todos, has logrado encontrarte a ti mismo. En esta selva cableada, en el infierno moderno, has salido del circulo de hiperproductividad.
 
- Desde acá, donde se vence con la derrota, todos nosotros, que somos no los que figuran sino los que trascienden, te abrazamos con el inherente amor doloroso de tu naturaleza inquieta. 
- ¡Abre cuantos ojos tengas!  
 
Felicidades por haber despertado.









Y dulce muerte próxima...